SOLILOQUIO

De Eduardo  Cuanto encierro Cuanta abnegación la mía y la tuya. Muero por tus penas y vivo con las mías. Sueño con volver y vives sin voltear Muero por huir y penas porque no lo haga. Corres hacia mí y penoso camino hacia ti. Cuanto me muero…                 Dios… Cuanto me muero. Te vivo todos los días.                 Con cada luna, Con cada noche, Con cada cielo, Con cada beso que has vetado. Cuanto te olvido y aún así No quiero buscarte Cuanto te pierdo y pese a eso Decido alejarte Cuanto te extraño y sin embargo Prefiero vivir  tu ausencia Cuanto te amo…                 Dios…  Cuanto te amo.

Te prometo un amor que por fugaz, imperecedero.  Te prometo sucesos que por amarga pasión,  Indeseables e ineludibles. Te prometo una tarde de soledad censurada Donde el silencio sea el único que no sobreviva  Una tarde para ambos… con tus quejas y las mías.  Con mis celos y tus reproches. Con mis miradas y tus acciones. Te prometo una noche abiertamente sola. Con mi luna y tus estrellas Con mis engaños y tus desaciertos Con mis labios y tus alejados besos Te prometo momentos extraños… Esos que por irónicos, verdaderos… Impredecibles y aventureros. Embrujados y Hechiceros Te prometo emociones improbables. De esas conocidas pero indecentes Te prometo tres palabras diarias Únicas, imparables y decadentes Te prometo un corazón marchito Adolorido, sobreviviente pero Sincero Te prometo recuerdos semanales Para que esperes diariamente Las aventuras de un futuro pasajero Te prometo un sinfín de desconciertos Altibajos constantes para tu sofocante rutina Contradicciones para