La habitación esta fría, húmeda inocua, llena de remordimiento mientras que él sigue ahí, sentado en el mismo banco dañado y lastimado por el uso y tiempo. Es viernes y no pudo viajar para encontrar a su familia… es 24 de diciembre… es noche buena pero para él es una de las peores. El viento sopla fuerte… muy fuerte hacia el occidente como una especie de complot y acuerdo entre ambos para que pueda llevar sus rezos hacia aquella casa en donde se crió. La misma de la cual fue parte y ayudo a construir. Para aquel tiempo era un muchacho q en realidad no le importaba la limpieza. En los meses de invierno ayudo a hacer las zanjas para formar los pilares de lo que sería su hogar durante 13 años. La luna esta clara. Inmensa entre la opacidad de la noche, tan clara que puede ver cuando las lagrimas se deslizan para hacerlo entender que la vida es salada. Aunque siempre quiso pensar que era tan solo agridulce.