Aquí o Allá...

Fuente: genesisdelsoliloquio.blogspot.com





En momentos como estos me permito recordar y con ello escribir…. Escribir…!!! palabra sencilla llena de mucho significado para los que describen los mundanos sucesos dentro de una vida rutinaria.  En mi adolescencia fue mi refugio en incontables ocasiones e interminables hechos.

Hace 4 meses  culminó  mi eterno viaje del Pregrado en Medicina. Hazaña pequeña para algunos, pero llena de satisfacciones para mí. Hablar de frustración es una pérdida de tiempo y a la vez hablar de logros es continuar incrementando el Ego que continuamente me asecha. Quiero entonces hablar sobre lo aprendido en este viaje. En estos tantos viajes que he hecho recientemente.  Así que apreciable lector. Si te tomas el tiempo para leer estas terrenales palabras y mundanos sucesos te lo voy a agradecer.

Al viajar a la ciudad capital para el invierno anterior respiré constantemente cierta nostalgia por aquellas montañas que había dejado en el occidente del país. Además de eso. Deje recomendada mi alma en un pecho que respiraba aires de indiferencia. Aún así permanecí en la zona 1 de la Guatemala de la asunción durante dos largos meses, los cuales fueron suficientes para reconocer algunos hechos. La esperanza aún guarda en los ojos de aquellos que siguen soñando constantemente aunque las circunstancias los dejen aislados del éxito. Esto por lo siguiente:

Me crié en un barrio poco agradable para mucha gente. Para comentario de una gran amiga “una cueva de mareros y rateros” O eso mencionó antes de saber que yo me había criado ahí… Su rostro se ruborizó al saber la verdad pero son circunstancias que a veces suceden sin premeditación ni alevosía. En esa misma aldea conocí a una mujer que jamás olvidaré. Su nombre simple y sencillo  me lo reservo por considerar que esta no es la mejor descripción que podría hacerle a su memoria –Lo anterior sin ánimo de enterrarla con mis palabras ya que se encuentra bien pero las circunstancias son tales, que verla nuevamente es una utopía-. Mientras más me hundía en mi tonta desesperación por encontrarle algún sentido a mi rutinaria vida, a lo que hacía y estudiaba. La encontré a ella, o más bien el destino se encargo de presentármela. Coincidencia…? Puede ser…! Pero mi dramática mente prefiere asimilar que estaba predestinado a encontrarla para que comprendiera que era un gran afortunado por las circunstancias que me habían rodeado, las oportunidades siempre estuvieron al alcance, solo era cuestión de tomarlas.   

Los vientos que congelaron mis entrañas no fueron capaces de dejar frívolos mis sueños. Eso fue en resumidas palabras todo lo que me dijo. Los hechos que habían vivido habrían llevado al colapso a cualquier persona. Pero ella era única. Agradecía  por las cosas buenas que tenía sin mayor queja de las pésimas circunstancias que la rodeaban. Era delgada, con una sonrisa que cubría completamente su rostro, su cabello rizado largo y negro hacían que mi pensamiento volara a aquellas noches serenas de luna. Yo un completo ignorante de las sencillas cosas  que proveían de vida y ella en pocas palabras “sabiendo vivir”. No he vuelto a ver su ojos desde ese invierno.



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