esa noche

a veces... tan solo a veces tomo decisiones inesperadas. Salto al vacío con plena confianza para sentir más paz de la que realmente necesito. Me dejo entregar entre páginas vírgenes y dejo que el lápiz se deslice para dibujar su rostro. Pienso en ella...  sigo pensando en ella una y otra vez mientras el tiempo congela una tonta sonrisa en mi rostro.

Es de tarde y sigo pensandola. Cada recuerdo ilumina ese basto espacio que su ausencia dejó en mi cuarto. Hay una foto colgada y una carta de despedida que aún no termino de redactar. El pasillo se impregna de ese intenso olor a incienso que no deja de quemarse a lo lejos. Camino y sigo caminando en una espiral que me lleva nuevamente a su mirada. Pienso salir a buscarla en fronteras desconocidas, en ciudades ajenas y montañas lejanas. Ir más allá de donde mi consciencia llegó alguna vez para gritarle que alguna vez la amé, que ahora quizá la amo o que seguramente la amaré.

Se sigue haciendo de noche y el frío se intensifica tanto cómo su carácter. Brava dirían por estas tierras, pero quizá eso es lo que más me atrae de ella. Estoy perdido... tan perdido que dejo de percibir el espacio entre sus sueños y los míos. Salgo... el aroma nocturno esta cargado de su ausencia. Huele a batallas perdidas aunque el dilema combativo esta por empezar.

La encuentro y me ve con desconcierto. Esos intensos ojos dictan más que una sentencia condenatoria. y yo... (como cosa poco particular) no hago más que enmudecer con sus labios.

Asalto una y otra vez sus cálidos brazos. No deja de sorprenderme esa sonrisa particular mientras que me veo reflejado en su mirada. La noche avanza hasta encontrar la madrugada mientras que nosotros dejamos de ser los mismos.




Fuente: genesisdelsoliloquio.blogspot.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

VIP la otra casa

03 junio 2008