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 Todas Las Cartas de Amor Son Ridiculas
Fernando Pessoa (Alvaro de Campos)


Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Quién me viera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.



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Octubre 20. Es martes y solo quiero verla, a lo lejos solo el frio se acerca y sigo sentado en una terrasa humeda y oscura observando la ciudad. Grandes luces que dividen las calles y avenidas en una eterna noche iluminada no son suficientes para desviar mi atención.

Se escucha levemente una canción dede la "yo si sideral" y no dejo de pensar en sus ojos.

Estoy desesperado, tengo ansias de verla, de hablarle, de llamarla y enmudecer completamente para poder escuchar su voz, de conectarme al messenger para ver si se encuentra ahi, de visitar hi5, facebook o cualquier red social para poder sentirla más cerca. Me siento tan distante, incontables kilómetros nos separan y se me meten unas ganas inmensas de salir en su búsqueda.

Estoy tan lleno de ganas.
.
.
  • ganas de verla
                  de conocerla
                  de hablarle
                  de abrazarla
                  de escucharla
                  de tocarla.
                  de soñarla
  • ganas.....
                  simples ganas de quererla y amarla.......
No sé... solo veo el inmenso universo en esta larga noche y deseria poder escribir su historia.

Noviembre 16

Debo Confesar...

     Wilder Bautista no se estaba muriendo por ella, en lo absoluto esa idea pareceria muy exagerada y lo es. Él solamente temblaba y se rubirazaba al charlar, acercarcele o sencillamente verla. Recorria todos y cada uno de sus pensamientos nocturnos para poder idealizar como serian las cosas si estuviera cerca. ¿Que le diria? ¿Que le daria? ¿Como se comportaria? ¿De que forma la miraria?. Preguntas tan ridiculamente simples pero eran parte de una absurda esperanza.

     Tenia en claro algo... Amor no era, cariño tampoco porque no habia transcurrido suficiente tiempo que compartieran juntos para que tal cosa enjendrara. Unicamente sabia que el simple hecho de recordar su nombre, sus gestos, su mirada, su tierna y considerada voz eran motivo suficiente para hacerlo sonreir.

     Llorar en silencio...? era una pregunta que lo cuestionaba continuamente y que lo obligaban a decidir si debia encariñarse más de su recuerdo o iniciar un largo proceso de olvido, reconcilación y perdon hacia su consciencia por haber otorgado el corazón desmedidamente cuando sabia que la sentencia dictada predecia que perderia más de lo que ganaria.

     La noche estaba tan fria y la luna no se divisaba. Él sabia que nunca iba a poder regalarle dicha luna pero podia asegurarle que junto a él la veria de diferente manera.

     Él buscaba entre los poemas de Néruda, Pessoa, Benedetti; entre los parrafos de Cabral, de Sosa, de Dante, de Coelho; entre sus propios escritos tan tristes pero tan sinceros. Buscaba entre sus propias vivencias, buscaba en las calles, en los rótulos, en afiches, en tarjetas, postales, cines, obras, recitales, canciones. El solamente queria hallar palabras que aún fueran inocentes y que pudieran exponer lo que ni si quiera él comprendia y sentia por ella.

     La noche acariciaba la tarde y lentamente la envolvia con contornos, sombras y oscuridad. El momento era ideal con la penumbra de esas lamparas estilo colonial. El frio se tornaba tibio con el calor de su presencia y él moria por tomarle la mano. Queria tan solo sentir que la tenia cerca, queria saber que lo que sucedia no era parte de un sueño que alguien por ahi soñaba. Queria abrazarla tan inmensamente para poder fundir ese instante en el tiempo. Queria darle un beso..... si, queria darle un sincero beso en su inmaculada frente.

     Ella es tan inexplicablemente hermosa que aveces él preferia no verla.... para no tener que dejarla luego

     Él la observaba de reojo, la imaginaba, la idealizaba, la trataba de tatuar en su alma para no poder olvidarla luego. Queria recordarla así, con esa mirada fija, inquieta, expresiva.

      Su nombre... su simple nombre hace que él continue temblando, que se entusiasme, que grite, salte, cante, vuele.... Su nombre se mete en cada particula de su sangre y calcina cada parte de su cuerpo. Su nombre ata cada letra, cada palabra, cada oración para no poder pronunciar nada que sea ajeno a ella.

     Con un café el sol se fué ocultando a lo lejos.

     No sé como, ni cuando, ni donde... Solo sé que él lo vivió una callada tarde de noviembre

     Su relato termino cuando suspiro y pronunció su nombre...


GRACIAS POR ACOMPAÑARME AQUELLA TARDE...

creo que esto es lo último que podré escribir... No creo que pueda continuar...

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