Ausencia



llueve...

tan solo llueve a lo lejos y cada gota que cae y se desliza por mi rostro me recuerda lo lejos que estoy de ella... Mas de 200 kilómetros me separan y cada uno se convierte en horas y días de frustración en donde siento más su ausencia.

Es domingo por la tarde y confieso que la extraño mas de lo impensable. Me pierdo buscando quizá su sombra entre mis recientes recuerdos. Confieso que la vi hace poco pero el tiempo transcurre tan lentamente que siento que he envejecido esperándola.

Eso haré... esperaré lo que tenga que esperar para encontrarla continuamente aunque tenga que morir y nacer de nuevo. Quizá nuestro encuentro no este predestinado en este momento.

Dicen que el destino se escribe mientras se vive pero algo en mi interior me indica que el mismo esta junto a ella.  Escribo su nombre continuamente en las paredes de mi cuarto. Ese mismo cuarto que me ha aprisionado durante tanto tiempo, ahora... me provee de una reconfortable sensación.  Observo silenciosamente como se delimitan las lineas que conforman su nombre y quedo dormido pensando en su rostro. Una pequeña fotografia llevo todo el tiempo en la billetera para no olvidarla jamás.

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