Me extraño mientras te extraño



Aún te extraño. Te extraño todos los días cuando no te veo... Pero irónicamente, te extraño aún más cuando te veo. Y es que verte se ha vuelto tan peculiarmente notorio que hasta se han dado cuenta que lo hago diariamente. Han pasado algunas minutos o algunos años. Al fin y al cabo sigue siendo exactamente lo mismo dentro de lo relativo que es el tiempo. Algunos días se sienten meses y otros meses se vuelven horas. El tiempo no se pierde.. Se va lentamente mientras lo vemos pasar. Pasa incómodamente mientras te escucho en las eternas madrugadas en las que no duermo. Y no es incómodo por verte sino por pensarte y no tenerte. Tu recuerdo viene tatuado con cada ocaso, con cada noche, pero sobre todo con cada luna que nace después de que va falleciendo el atardecer. Porque así como las razones no se piensan ni se sienten, las emociones no se viven ni se mueren. Se disfrutan con todo y con la nada mediante tu presencia o mi ausencia. Con cada recuerdo tuyo que va provocando un sentido de fe innata y perecedera. Encontrarme se define en la medida en que te siento. Pero aún más... Te extraño tanto como me extraño a mi mismo cuando te encuentro y provocas esa incesante locura... o tal vez cordura. Es tan difícil delimitar su antología cuando eres el común denominador de ambas cosas.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Por un mundo justo

Hacer la Diferencia

Abril