Un día más

13/01/2008 09:35 PM

El calendario marca enero 13 de 2008. Han pasado tantas cosas desde que tengo razón de vivir plenamente día a día. Hoy divagaba por algunas calles muy bien conocidas del municipio de La Esperanza.



La Esperanza…. extremadamente irónico el nombre ya que en ese lugar perdí totalmente ese sentimiento. Llegue al parque solo para degustar una de las muy sabrosas granizadas que venden ahí. Las cosas no han cambiado en lo absoluto, los mismos rostros, las mismas ventas, los mismos comerciantes, la misma rutina de un domingo por la mañana.



Busque por dicho parque una banca desocupado para estar más cómodo y esconderme por un momento del sol (que si bien es muy necesario, algunas veces es sofocante). La granizada no estaba como esperaba pero al degustarla sentí un breve respiro de nostalgia… recordar que en una ocasión nos iban a golpear con 5 compañeros más solo por estar jugando con dos chavas de ese lugar. Que patético resulto nuestro comportamiento en esa ocasión, en donde pensábamos hacerle frente a mas de 15 chavos mucho mayores que nosotros. Pensábamos que lo podíamos con todo (típica actitud de muchachos pubertos que no siguen ninguna regla a excepción de sus propias reglas)”sarcasmo el nuestro”



Me recordé de ella… Quien aunque no era originaria de ahí, vivió por un largo tiempo en ese municipio hasta que se retiró un año antes de que yo comprendiera muchas cosas (pero no las suficientes)



El ciclo básico, “grandes conquistas pero no excelentes calificaciones”. Por mi mente pasaban aquellas imágenes de mis compadres. Todos subidos en un árbol de cereza, agarrados tan fuertemente de las ramas más altas para degustar de las cerezas más dulces. Pasábamos horas y horas con ese plan de comer de esa fruta no tan exquisita pero si no tan común dentro de nuestra alimentación diaria.



Si no era el árbol era mi cuarto… ese lugar con cuatro paredes, mal pintado, con dos ventanas grandes, no muy espacioso, con una cama normal y lo más importante “una computadora”. Uno de nosotros conseguía películas en un formato mpg4 (CD) y aunque mi PC era algo vieja y de no muy buena calidad, era suficiente para observar dichas películas. Nos acostábamos toda la tarde para verlas… lo que recuerdo perfectamente bien, es que con esos compadres del alma “chino, fer, jalapeño, moy” aprendí a comer chile con jalapeños, nachos, palitos o cualquier producto de la Diana (eso porque era lo que estaba a nuestro alcance por nuestras carencias económicas juveniles).



Platicando con moy uno de estos días me expreso que era lo que más extrañaba. El ver la cara de cada uno comiendo el chile que más picaba.



Luego, para terminar de rematar el día, salíamos con nuestras bicicletas (ya algo viejas y muy maltratadas) para recorrer unos 3 km y llegar a la casa de la novia de moy “Glendy” o como la conocerían algunos “la tigrilla” por su carácter muy bien delimitado –aunque en lo particular, no tuve en ningún momento algún concepto malo de ella-. Regresábamos como a las 10:30 pm. Eso si… antes de regresar, siempre pasábamos comprando con nuestra fiel vendedora nocturna de papas fritas “Doña Marta”



Con un frio escalofriante volvíamos a mi casa en donde me despedía de aquellos que aún tenían que recorrer como unos 2km



Momentos aquellos… a veces los extraño mucho como ahora.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Por un mundo justo

Hacer la Diferencia

Abril