Y yo que llegue


Diciembre  2007


Y yo que llegué  cansado de inquietud por conocer un nuevo mundo, la travesía larga pero inquietante, lleno de arboles, rocas, gente, pobreza, miseria. El cobro del pasaje… ¡una locura! Pero más locura aún es arriesgar la vida con esos pilotos. Un olor sofocante de agua ardiente altera mis sentidos, con él se acompaña una voz vibrante y sonámbula pidiendo limosa, ese hombre de vestimenta desgastada y sucia se embriaga para olvidar las penas de la vida. Ni recorrido sigue en ese bus  que con mucho esfuerzo no queda volcado en uno de tantos barrancos…. Al fondo, el silencia se pierde con los murmullos ajenos, la música no hace falta como  acompañante inseparable de cualquier camioneta de tercera clase. Bajo las gradas arrepentidas de hacer el viaje, diviso fronteras de calamidad, un niño descalzo de extremada curiosidad se acerca y menciona ¡Hola! (táctica usada para obtener alguna gratificación monetaria) entonces… ¡¡comprendo!! No existe ninguna calamidad… simplemente es el retrato propio de la realidad nacional. Ese niño que ya no sirve para vivir, vive para sobrevivir. Cordialmente me ayuda con algunas cajas que llevo…

Llego a la casa…  a lo lejos, ondas de sonido van rompiendo el aire con el único propósito de llegar a mi tímpano.. ¡Buen día joven! Mi pupila se dilata ferozmente al observar el panorama, el contraste es elocuente, un hermoso paisaje de cafetales vírgenes sofocan el horizonte mientras que esa persona amable no mayor de cuarenta años se ve tan vieja y olvidada como un baúl de recuerdos, sus labios se movieron tan lentamente que el momento se volvió un abismo inexistente. Esperaba que esas palabras me llevaran a otro espacio... a un mundo  paralelo en donde la realidad fuese solo un sueño. El ambiente era asfixiante parecida a una habitación aislada, fría, sin nada más que lo necesario para sobrevivir. Sus palabras.. ¡esta es su casa…!

Mi trayecto a culminado después de dos días. Fuera de esas fronteras visuales alguien espera mi regreso. Debo volver al sonambulismo urbano,  donde el todo es una persona y esa persona son todas las personas.. el grado… cedido simplemente por un título académico le acredita un “Don” y no su sinónimo degenerativo “Señor”
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